El rol del Directorio en empresas de
servicios
La competencia de los directores es crítica
para el progreso de la organización
Por Edgardo Frigo
¿Qué ocurre en deportes cuando un equipo profesional compite con un grupo
de aficionados? De cada diez ocasiones, el equipo profesional ganará en
nueve. En gestión empresaria pasa lo mismo.
En los directorios aficionados no hay roles claramente asignados. Los
directores con frecuencia no conocen adecuadamente el negocio ni a la propia
organización, ni reciben la información necesaria para la tarea (la
información no existe, o se la retacea u oculta), no dirigen sino que
gestionan sectores de lo operativo, y muchas veces terminan siendo un anexo
decorativo del ejecutivo máximo.
Esto puede pasar incluso en el caso de contar con directores individualmente
competentes; si no se da el marco necesario para que puedan trabajar
adecuadamente, se desperdicia un recurso valioso.
En estos casos hay un directorio sólo porque los estatutos de la
organización marcan la obligación de su existencia. Sus integrantes no
cumplen funciones claras porque en realidad no saben para qué están, no se
reúnen con regularidad (o las reuniones son “pour la galerie” pero las
decisiones políticas de fondo se toman en otra parte), cuando trabajan su
rol se restringe a apagar incendios operativos, y en ocasiones firman actas
de reuniones que ni siquiera se celebraron.
Directorios profesionales
Los directorios profesionales funcionan de un modo diferente, y alcanzan
resultados distintos.
En principio, el directorio tiene la dirección política real de la
organización. A su vez dentro de ese cuerpo colegiado, cada integrante
conoce el negocio de que se trate, la situación de su mercado y a la propia
organización. Y cada uno de los directores tiene un rol claramente asignado,
y lo cumple.
Los directores conocen la estrategia de la organización, y discuten el
aporte que debe hacer cada uno –y el directorio en su conjunto- para
alcanzarlo.
El Directorio trabaja en forma conjunta con el presidente. Ayuda a diseñar
estrategias y a identificar, junto con el presidente, los principales
problemas de la organización. Propone caminos para resolverlos, aprueba los
principales planes y proyectos, y monitorea lo actuado.
Directores externos
En muchas empresas, desde los ´70 se han incorporado directores externos,
con posiciones no ejecutivas pero con roles bien definidos, esperando que
estos directores sean independientes y brinden una visión externa que
asegure equilibrio y transparencia en la gestión.
Se busca que estos directores externos no ejecutivos sean personas expertas
en diversas áreas de gestión, buscando una composición equilibrada que tenga
en cuenta los intereses de todas las partes involucradas. En forma conjunta
con el presidente y con los directores “internos” (que pueden o no cumplir
funciones ejecutivas) miden los grandes resultados de la organización, se
preocupan por los principales problemas que afectan a los accionistas,
asociados, clientes, empleados, proveedores y otros grupos de interés.
En la actualidad muchas personas ajenas a las organizaciones se resisten a
formar parte de sus directorios o comisiones directivas, especialmente
cuando se trata de posiciones ad honorem. Esto se debe a que ahora se espera
que los directores estudien los temas con cuidado, lo que insume mucho
tiempo. Además existe una tendencia creciente a responsabilizar a los
directores por sus decisiones, lo que ya es ley en muchos
países.
Todos estos factores deben tenerse en cuenta al
considerar la actuación del directorio, ya que un
directorio ineficaz retrasa o paraliza completamente a la organización. En
cambio un directorio competente es un factor poderoso de movilización, guía
y mejora de resultados.
El autor de este artículo, Prof. Edgardo Frigo,
es consultor especialista en management de Seguridad, experto en capacitación y director de este Foro
Profesional.
Vea sus antecedentes en https://www.forodeseguridad.com/frigo.htm
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