La seguridad aeroportuaria
en México
Para tener buena
seguridad aeroportuaria, el factor humano debe ser confiable y
competente
Por
Fermín Crisóstomo
Hace un tiempo, tras una auditoria de la Administración Federal de
Aviación de Estados Unidos (FAA), en el marco de la Organización de
Aviación Civil Internacional (OACI), la aviación Mexicana fue
degradada del nivel uno al nivel dos.
Dicha auditoría no califica a las empresas operadoras, sino a la
autoridad responsable del espacio aéreo, en este caso la Dirección
General de Aeronáutica Civil (DGAC), dependiente de la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes (SCT). En tanto persistió la degradación,
los efectos fueron, entre otros: las aerolíneas mexicanas no podrían
realizar vuelos con código compartido, ni adquirir más aviones, ni
crear nuevas rutas hacia Estados Unidos.
162 días (y una inversión de entre 50 y 60 millones de pesos) después,
la SCT informa que se ha recuperado la categoría uno.
Independientemente de ello y a pesar de que, en su momento se dijo que
"la disminución de categoría no tenía ninguna relación con estándares
de seguridad”, recientemente nos encontramos con la noticia de que
sobrecargos de una línea aérea nacional fueron atrapados, en España,
traficando drogas, después de haber burlado la seguridad el Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Se llevó a cabo un foro donde, entre otros
temas, se presentaron diversas propuestas y estudios relativos a la
seguridad aeroportuaria. El IPN presentó un estudio que puede
ayudarnos a ilustrar la problemática:
En México existen 85 aeropuertos, de los cuales 59 son internacionales
y 26 son nacionales. Se transportan 74,920,348 pasajeros y 768,526 toneladas de carga por el sistema aeroportuario mexicano, de los
cuales el 68.19% de los pasajeros y el 81.44% de la carga fluyen a
través de los cuatro principales aeropuertos (Ciudad de México,
Cancún, Guadalajara, Monterrey).
En cuanto a los problemas de seguridad, con datos de la P.F.P. y
Aeroméxico, en el aeropuerto de la ciudad de México, la frecuencia de
delitos se agrupa como sigue: armas (0.8%), contrabando (0.4%),
divisas (0.4%), drogas (3.1%), tráfico de personas (0.8%), robo
(1.9%), violación de equipaje (90%), otros delitos (2.3%).
El personal de seguridad empleado en los cuatro aeropuertos de mayor
afluencia asciende a 4,992 elementos, de los cuales 488 (10%)
corresponden a la Policía Federal Preventiva y 4,504 (90%) son
guardias de seguridad privada.
El estudio del IPN tuvo el propósito de “Conocer si los órganos de
seguridad de la aviación cuentan con las condiciones necesarias en
materia de normatividad, estructura organizacional, capacitación y
coordinación para enfrentar la realidad que sobre esta materia
enfrenta la red aeroportuaria nacional”.
Entre los hallazgos se registra que, de los encuestados:
- El 65.62% desconoce cuál es el proceso de aplicación de la
normatividad.
- El 46.88% piensa que no hay una estructura definida de los órganos
de seguridad de la aviación.
- El 43.75% piensa que debe de haber mayor capacitación entre los
grupos de seguridad.
- El 62.51% menciona que debería conocerse la normatividad aplicable,
así como cumplirse los acuerdos tomados en las reuniones de los
comités de seguridad e informarse al personal correspondiente de estos
acuerdos.
- El 31.25% dice que la problemática del delito es el narcotráfico, el
21.88 % que el tráfico de personas, el 9.38 % que el asalto y
extorsión de pasajeros y el 9.38 % que la violación de equipaje.
- El 34.38% cree que al problema que requiere atención urgente es el
tráfico de armas y droga.
- En relación a la estrategia para mejorar la seguridad, el 31.25%
dijo que se deben establecer programas de capacitación, el 18.75% que
se debe implementar un programa de información, el 12.5% que se debe
compartir la información entre las instancias aeroportuarias y el
15.62% dijo que sería conveniente certificar al personal encargado de
la seguridad aeroportuaria.
Sin duda, datos reveladores, al igual que algunas conclusiones
expresadas por otros ponentes, que destacan la urgencia de rediseñar
la actual estructura de gobernanza, pues, “se ha convertido en grave
lastre y nido de vicios y corruptelas que este país no debe y no puede
tolerar ni soportar”.
Al igual que en la mayoría de los problemas de seguridad, los de la
seguridad aeroportuaria se relacionan en gran medida con el factor
humano, mismo que debe ser confiable y competente. El estudio del IPN,
en uno de sus gráficos, delinea la separación entre los procesos de
capacitación, evaluación y certificación, para alcanzar los objetivos
de aseguramiento de la confiabilidad y competencia laboral del
personal de seguridad aeroportuaria.
Tal vez, las autoridades aeroportuarias
deberían tomar en cuenta el modelo de certificación de competencia
laboral de la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través del
CONOCER.
El modelo del CONOCER permitiría desarrollar: un mapa funcional de
la seguridad aeroportuaria, estándares de competencia laboral (que
incluyeran pruebas de confiabilidad), instrumentos de evaluación de
competencia laboral y procesos de capacitación, evaluación y
certificación transparentes y objetivos. Aunque esta solución también
pasaría por la mejora de las condiciones salariales y laborales de ese
90% del personal de seguridad subcontratado a las empresas de
seguridad privada.
Fermín Crisóstomo dirige la Seguriteca de México,
www.seguriteca.mx . Gracias!