Crece el éxodo de militares que se van al sector privado
Influye la falta de incentivos,
además de la cuestión salarial
Por Daniel Gallo
“No me voy
por lo que gano yo, sino por lo que gana usted.” El importante
oficial, con más de 35 años de carrera, quedó impactado por la frase con
la que un joven subalterno explicó la decisión de abandonar la fuerza,
desmotivado al comparar sus perspectivas en la vida militar con las del
ámbito civil. Y no es un caso aislado.
La aviación naval de transporte podría dejar de volar de hecho en
las próximas semanas: la mayoría de sus pilotos fueron tentados por
empresas aerocomerciales.
A la Fuerza Aérea se le plantea un panorama muy preocupante: una docena
de pilotos pidió el retiro en enero y febrero últimos.
El Ejército perdió el año pasado 70 oficiales, entre tenientes y
capitanes.
Los marinos vieron irse a más de un centenar de oficiales en los últimos
meses, cifra que sube año tras año.
El sostenido goteo de militares que dejan las Fuerzas Armadas empezó a
preocupar al Gobierno. De a poco, pero con un ritmo que va en aumento,
oficiales y suboficiales jóvenes piden voluntariamente su pase a retiro,
tentados por mejores condiciones sociales y económicas en el campo
privado.
Ocurre por igual en el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Salarios
bajos y pérdida del interés profesional se combinan en una situación que
puso en alerta al Ministerio de Defensa, donde una serie de medidas
empiezan a tomar forma para incentivar nuevamente la vocación militar.
Las propuestas van desde una especie de red de contención social, con
préstamos y facilidades para acceder a viviendas, hasta el aumento de
horas de adiestramiento para que los jóvenes sientan más ganas de
pertenecer a las filas castrenses.
Los datos de las bajas en el Ejército son reconocidos extraoficialmente
por importantes mandos de esa fuerza. En años anteriores dejaban esta
institución no más de una docena de oficiales jóvenes. El fuerte
incremento de los retiros es una alarma que se escucha en toda reunión
militar.
La imagen de la presidenta Cristina Kirchner en Haití se coloca en rumbo
a un esfuerzo gubernamental para motivar a los militares, por
retenerlos. Distendida, con la boina azul de la ONU, la Presidenta se
fotografió rodeada de los soldados argentinos en la misión
internacional. La corta visita se planteó desde un primer momento como
una señal positiva.
La situación llama a los gestos. En el caso de los marinos, el aumento
del flujo del transporte marítimo lleva a las compañías navieras a
buscar experiencia entre los entrenados hombres de la Armada. Y los
pesqueros ofrecen también jugosos contratos de 15.000 dólares por
temporadas de tres meses.
No es casual que la mayoría de los pilotos de la aviación naval de
transporte haya cedido a la tentación de irse: con salarios promedio
cercanos a los 2000 pesos (NE: unos 700 dólares), las compañías civiles
prometen quintuplicar los sueldos. Una competencia desleal frente a las
posibilidades de pago del Estado, que llevó a la propia ministra de
Defensa, Nilda Garré, a conversar el tema con las empresas
aerocomerciales.
"Nos cuesta 15 millones de pesos formar a un piloto (NE: Unos 5
millones de dólares) y se los llevan en el
momento de mejor rendimiento", comenta Garré, interesada en mejorar las
expectativas de los militares. "Para el Gobierno la profesión militar es
importante", es la idea que transmite la ministra.
A la Fuerza Aérea se le plantea un panorama muy preocupante: como se
dijo, una docena de pilotos pidió el retiro en enero y febrero últimos.
Una treintena había dejado los aviones militares durante todo 2007,
cuando ya se notaba un crecimiento fuerte en los prematuros abandonos de
la carrera.
Un jefe militar dio su punto de vista después de escuchar a varios
oficiales jóvenes que buscan nuevos destinos: "Estas situaciones se dan
cuando se vive un período de reactivación económica. Cuando hay una
crisis la carrera militar se ve como una buena oportunidad, con sueldo
asegurado y prestaciones sociales. Ahora, quienes tienen alguna
especialización están tentados a probar suerte en empresas privadas. La
vocación es lo que debería retenerlos en las fuerzas, pero se vuelve
difícil si están desesperanzados y no pueden hacer las cosas para las
cuales se incorporaron".
Inquietudes
Garré en persona escuchó las inquietudes de los oficiales y suboficiales
jóvenes durante su visita a la base naval de Puerto Belgrano. En un
momento se abrió la posibilidad de preguntas directas de los subalternos
a la ministra. Garré procuró fijar el mensaje de que el Gobierno se
había preocupado por mejorar los salarios militares. "Después de muchos
años se otorgaron aumentos", dijo. También explicó el trabajo dirigido a
reacomodar el salario castrense, con la incorporación en el sueldo de
los llamados suplementos no remunerativos.
El pensamiento de Garré está dirigido a conformar las condiciones para
retener en las filas a los militares. Aquellos que conversan con la
funcionaria afirman que quiere armar una especie de
red de contención social, como alguna vía de acceso a
viviendas, para que el Estado tenga un plus sobre las ofertas laborales
del campo privado.
Pero el plan principal pasa por reforzar las horas de adiestramiento,
con la intención de que los oficiales jóvenes puedan estar el mayor
tiempo posible en los campos de tiro, en el mar o en el aire para que la
actividad elegida ayude a mantener las ganas de pertenecer a las Fuerzas
Armadas.
Para Garré resulta vital hacer saber a los
oficiales jóvenes que por fuera de las planillas presupuestarias se
contará este año con 138 millones de pesos adicionales para operar.
También apuntará a darles una expectativa positiva a aquellos que están
en el final de la carrera. Garré piensa en la necesidad de convenios
entre Defensa y diferentes áreas del Estado para que quienes pasen a
retiro puedan reinsertarse laboralmente en otras oficinas públicas.
"Los militares se retiran con mucha vida útil por delante, con 50
años o menos en muchos casos. Hay que ayudarlos a esa edad en su paso a
los trabajos civiles, porque, si no, terminan en lo clásico: en una
agencia de seguridad. El Estado puede emplear esos recursos humanos",
dice Garré.
Los oficiales adquieren también conocimientos de primer nivel en manejos
de organizaciones complejas con presupuestos millonarios, una
experiencia que es buscada por compañías privadas. Ese conocimiento es
el que Garré intentará retener para el Estado.
NR: Esta preocupante
situación se verifica en toda América Latina y también en otros países:
por falta de estímulos, bajos salarios y otras razones, nuestras Fuerzas
Armadas y de Seguridad pierden muchos integrantes valiosos,
frecuentemente a los mejores y más inquietos, en su mejor momento
profesional, antes de los 40 años, con lo que nuestras Fuerzas quedan
empobrecidas. Indudablemente, un tema para reflexionar!
Este artículo, cuyo autor es
Daniel Gallo,
redactor de La Nación, fue tomado del sitio Web www.lanacion.com.ar .
Gracias, Daniel y colegas de La
nación!