¿Quién es su Risk Manager?
Hay empresas que aún no tienen gerente
corporativo de riesgos, aunque sea indispensable en materia estratégica y
financiera
Por Enrique Arriols
La gestión de
riesgos ha sido clave en el desarrollo de la crisis mundial. Las
organizaciones que supieron aplicar una estrategia de riesgos acorde a
sus objetivos, están superando la crisis indudablemente mejor que
aquellas que se limitaron a entender el reto de la gestión de riesgos
como una simple compra de seguros. Pero parte del éxito se debe a una
figura que aún no tiene entidad propia en la empresa española.
¿Se imagina una empresa de mediano o gran tamaño sin jefe de
informática, sin director de Recursos Humanos o sin director comercial?
Indudablemente, no. Hace años que nuestro país se subió al carro de la
profesionalización dentro de la empresa, y lo hizo prácticamente a todos
los niveles: desde el secretariado a la alta dirección.
Todas las organizaciones buscan profesionales cualificados para
desarrollar su actividad empresarial de forma correcta y eficiente y,
sin embargo, son muchas las que aún no incluyen en su plantilla a
un profesional indispensable en materia estratégica y financiera: el
gerente corporativo de riesgos.
El porqué de su ausencia en muchos organigramas radica, principalmente,
en el desconocimiento de los beneficios que este profesional puede
aportar al negocio desde el plano estratégico y, desde luego, en la poca
información sobre el desarrollo de sus funciones. En cambio, la casi
totalidad de las compañías que operan a nivel mundial ya han integrado
en su staff la figura del risk manager.
En términos generales, podemos definir al gerente corporativo de riesgos
como un estratega interno que es plenamente consciente de que gestionar
los riesgos de una empresa no se limita a comprar seguros. Más allá de
esta función, el risk manager es el máximo conocedor de los riesgos que
acechan a su organización y es, además, el interlocutor directo del
consultor de riesgos y broker de seguros de la empresa, ese aliado
estratégico que pone a nuestro servicio su amplio conocimiento de los
mercados aseguradores para diseñarnos un programa de seguros realmente
efectivo para la organización.
Ambos, consultor de riesgos y risk manager, comparten el objetivo de
situar a su compañía a la vanguardia empresarial. Para conseguirlo,
ambos deben trabajar mano a mano para logar convertir tanto los riesgos
de la empresa como las responsabilidades derivadas de los mismos en una
clara oportunidad de negocio.
Pero, ¿qué es una oportunidad de negocio sin una estrategia? En
muchos casos, una oportunidad perdida.
Y, ¿qué es una estrategia sin protocolos de aplicación? Agua de
borrajas.
Por eso, si el consultor especializado es el encargado de convertir
los riesgos en oportunidades de negocio, el gerente de riesgos es el
responsable de plasmar esas oportunidades en una estrategia empresarial,
quien debe ejercer de controller de la misma, el que vela por su
cumplimiento y el que garantiza a la organización la vigencia y utilidad
de esa estrategia basada en los riesgos.
Sin embargo, cuando por fin la empresa española ha empezado a comprender
que para ser realmente competitivos hay que saber gestionar eficazmente
los riesgos, resulta que la toma de decisiones sobre los temas
estratégicos se deja en manos inexpertas.
Sorprendentemente, a día de hoy, la mayoría de las corporaciones de un
tamaño significativo dejan la gerencia de riesgos en manos de sus
responsables financieros o jurídicos. Estos profesionales, expertos en
sus áreas, no suelen conocer a fondo el funcionamiento de los riesgos y
las necesidades del seguro empresarial, y puesto que se encargan de
dirigir otras unidades del negocio, dedican su atención a los riesgos y
seguros de forma parcial, casi tangencial.
Es entonces cuando el criterio pasa a ser el del coste de los seguros,
en el supuesto del responsable financiero, y la calidad del redactado de
los contratos de seguros, en el caso del director jurídico. A pesar de
la opinión experta de los asesores externos, no se priorizan los riesgos
por su impacto y dimensión, frecuencia e intensidad. Se descuidan
ciertos riesgos en vez de entender la gestión del riesgo como una
herramienta estratégica que puede aportarnos valor frente a los
inversores, accionistas o grupos de interés.
En un mundo tan competitivo y globalizado como el actual, ignorar la
dimensión de los riesgos y el valor que pueden aportarnos significa
quedarse atrás.
Si se miden mal los riesgos y se protegen sólo teniendo en cuenta el
tamaño de la prima, el coste acaba siendo mayor de lo que el área
financiera pensó en un principio. Hay que tener en cuenta que existen
costos tanto o más importantes que la prima: el coste de las retenciones
(franquicias), el coste de los siniestros que hay que asumir porque no
se decidió cubrirlos previamente; las inversiones en prevención y
formación; el coste del tiempo dedicado internamente a los riesgos y
seguros por parte de profesionales no especializados… y un abundante
etcétera.
Sólo las empresas con un gerente de riesgos
asesorado por especialistas están hoy en condiciones de alcanzar la otra
cara del riesgo: la de la oportunidad de negocio.
Es de esperar que la maduración de las estructuras organizativas de las
grandes y medianas empresas, y la gradual profesionalización de las
empresas familiares nos conduzca a un reordenamiento en el área de la
Gerencia de Riesgos que permita a las empresas afrontar mejor las
turbulencias financieras.
El
autor de este artículo, Enrique Arriols,
es Managing Director de Marsh. Tomamos este artículo del excelente sitio
web de Belt , www.belt.es , y su fuente
original es Cotizalia,
www.cotizalia.com . Gracias a todos!
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